sábado, 4 de octubre de 2014

El primer día de tantos (Parte 2). Un Octubre taciturno.

Su corazón exhaló en el momento en que se percató que los dolores le iban aprisionando el alma, sintió como si un filo de mosquete le señalará el cuello para acabar con su pesar, lloró, exclamó con furia que se sentía perdida, tomó aire, lo cuestionó, le pregunto por qué a ella, el no le contestó, en silencio transcurrió la noche, no se escucharon sus lamentos, la tétrica noche enmudeció todo el lugar, la brisa soplaba y no hacia ningún sonido, ¿le había pasado algo?.


Día 15 de octubre, quitó pues la vida el sufrimiento a la muerte, dándole paz a lo que no tenía tranquilidad, vino y se fue la complejidad del asunto tapando así la herida que le dejó el desinterés, con cierta risa se acercaron los espíritus de un pasado que nadie recordaba, la llenaron de momentos felices para que no sintiera la soledad de ese octubre taciturno, sonrió, parpadeo, y al sueño cayó, mientras no tenía conciencia se cambió de lugar, visito muchos sitios, diferentes en cultura, y personas, solo ese le agrado.


Octubre 23, no volvió de aquel sueño, se quedó en aquellos paisajes, vive recordándolos y abrazándolos, pues la alegría que le dieron en sus sueño fue más que la brindada en este mundo lleno de desconcierto, sus lágrimas se secarían y su pesar se detendría, más la vida y el destino jugarían a los dados con su felicidad pasajera, apostarían su calma para llenarse de paciencia; y apostarían su alegría para no llorar por su propia soledad, perdería lo que tenía, sus recuerdos y su fe, lloraría de nuevo y volvería a caer.


En su mente no consigue una respuesta tener, le brindaron ratos buenos y se los quitaron otra vez, la vida quita y pone sin precisar un permiso, lloró, exclamó, de nuevo miro a la luna y le preguntó; ¿¡ahora por qué!?, a la luna miraba pensando que tal vez ahí encontraría su respuesta, mirad así a la luna y entendedle, pues ella sola también permanece inerte, ya que a quien ama no lo tiene y solo lo puede ver a la distancia, no es su culpa, ella no quiere lastimarla, pero en su dolor ella no lo comprende y a alguien debe culpar, pues el vacío de su alma aún no lo han podido llenar.


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