domingo, 19 de octubre de 2014

El primer día de tantos (parte 3). Una noche celeste.

Enmudecido el paisaje que pintaba en su lienzo, pensó en el porqué de la vida y el devenir del destino, quitó colores a las hojas para grabarlos en su mente, quitó la espiga al sol un rayo de luz, es entonces cuando la soledad acoge en su seno a la desventurada travesía que terminó por llevar a otro ser a un mundo en el que el dolor era solo ilusión, pero este mundo la hizo revolverse en cien charcos de alquitrán que lastimaban y abrían en su cuerpo las heridas del pasado, inmovilizada, así tuvo que continuar, pensando en cómo terminó allí.


3 de noviembre, los fantasmas de la antigua providencia la visitan, la atormentan para decirle que la felicidad ha llegado a su fin, que el mundo en el que vive ahora es el hogar que siempre quiso, -no es verdad- le contestó, -no lo quiero-, replicó, riéndose de ella se fueron y le mostraron el pasado, con los dolores en su espalda por el peso del alquitrán, con las heridas abiertas por el maltrato brutal de este mundo, ella siguió, detuvo entonces su pensamiento y el paisaje tétrico contempló, que maravilla tan grande y tan horrible, paradójicamente admitió, pasó así mucho tiempo y aún con miedo siguió despierta.



Diciembre 15, sopesa en su cabeza el recuerdo de aquella estela navideña que le dejaba el aroma del feliz momento en que la vio y le dijo por primera vez te amo, no sabía cuanto tiempo había transcurrido, no sabía que fecha era, pero el olor peculiar de aceitunas y pasas le recordaba esa fecha, lloró entonces y siguió calmada, pues en ese sitio, el sitio donde el dolor parecía acrecentarse más, la noche y el día ya no estaban, todo era oscuridad, sin alivio se sentía pero no sabía que más hacer, había llorado, rezado, implorado, nada parecía tener efecto en ese mundo tan horrendo, no había sueños placenteros ya, solo sombras y fantasmas.



Pasado así el tiempo le preguntó a una sombra en una noche celeste en la que por primera vez luego de mucho tiempo la luna apareció para intentar calmar su desdicha, si su destino era exactamente ese, le preguntó si en su vida tan mala fue para merecer tan cruel e insoportable destino, la sombra se volvió luz por un momento y le dijo, tu escribiste esto, tu lo decidiste, yo solo estoy aquí por este momento pues tu pregunta es lo único que merece mi respuesta, queda pues en manos de tu propio destino.

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