sábado, 21 de noviembre de 2015

El Imitador Fantasma. Capítulo 1


Capítulo 1

Un suceso inesperado.

A mediados del siglo XIX, Inglaterra experimentó una gran afluencia de inmigrantes irlandeses, lo que sobre pobló las principales ciudades inglesas, incluyendo el East End de Londres. A partir de 1882, algunos refugiados judíos del este de Europa y de la Rusia imperial se alojaron también en esta zona. En la parroquia de Whitechapel, en el East End se comenzaron a sentir los estragos del exceso de población, lo cual provocó un decaimiento en las condiciones de trabajo y vivienda, así como el significativo desarrollo de una subclase económica (lánguida y perezosa, sin trabajo, sin formación laboral y sin futuro), de igual manera, los robos, la violencia y la dependencia del alcohol se convirtieron en asuntos de naturaleza habitual para sus habitantes, mientras que la pobreza endémica encaminó a muchas mujeres a recurrir a la prostitución como último recurso para subsistir. En octubre de 1888, la Policía Metropolitana de Londres estimó que había un total de 1200 prostitutas y 62 burdeles en Whitechapel. Los problemas económicos estuvieron acompañados de un constante incremento en las tensiones sociales. Entre 1886 y 1889, manifestaciones frecuentes, como la del trece de noviembre de 1887, históricamente conocida como el Domingo Sangriento, incitaron a la intervención policial y al clima de descontento urbano. El racismo, la delincuencia, los disturbios colectivos y la auténtica pobreza alimentaron la percepción pública de que Whitechapel era una "madriguera" de inmoralidad, en 1888 las ideas sobre ésta reputación se afianzaron más cuando una serie de asesinatos comenzaron a suceder, no eran asesinatos comunes, eran verdaderamente atroces, nadie sabe quién los cometió, la policía metropolitana de Londres no pudo encontrar nunca al culpable de dichos crímenes, sin embargo, en aquel entonces le dieron un nombre, un nombre tan siniestro que le recordaría por siempre no solo a Whitechapel, sino también a toda Londres, la sed de sangre y la brutal forma de asesinar de este sujeto al que los medios llamaron "Jack el destripador".

Pasaron los años y nunca se descubrió la identidad de este hombre, se esperaba que hubiera muerto. Más de cien años han pasado desde entonces, él ya no era una preocupación, de hecho, ni siquiera era el tema de conversación en mi hermosa Londres, a nadie le importaba ya esa siniestra y antigua leyenda... O eso era lo que yo pensaba.



Viernes 5 de septiembre de 2004.

Estaba en mi oficina en Spitalfields, un hermoso lugar en el moderno East End de Londres, leía uno de mis casos que me llevaba varias noches en vela cuando la señorita Aveline, mi ama de llaves, se acercó a mi oficina para hablarme de algo en particular, un suceso que había escuchado y la tenía preocupada

-Señor Bástian, buenos días, he escuchado algo horrible en la taberna de portnight- dijo preocupada
-Aveline, querida- le dije algo obstinado -te he dicho hasta la saciedad que la mayoría de las cosas que se ventilan en esa taberna son falsas, hace un mes me dijiste que un sujeto había afirmado ver a un hombre lobo, me hiciste investigar el hecho porque no podías dormir en paz y lo único que encontramos fue un simple cachorro de pekinés rondando por la parroquia de San Pedro
-Ahora es diferente señor, hablaron sobre el homicidio de la mujer en la Catedral de San Paul, el mismo hecho de las noticias- se expresó un tanto exaltada
-¿Ah sí?- dije siendo irónico -ilústreme mi querida Aveline, ¿qué dijeron esos vagabundos sobre el homicidio?- le pregunté con un tono un poco burlón
-Señor, ellos dijeron que sabían quién lo había cometido- en éste punto captó mi atención, no sé por qué, pero así fue -hablaron sobre un hombre misterioso, dicen que la policía no podría encontrarlo, hablaban de ese hombre como si fuera una especie de... ¿cómo se dice?... Asesino...- hizo una pausa para tratar de recordar
-Serial- completé su oración
-¡Exacto, eso!
-¿Dijeron quién era acaso?- pregunté intrigado
-Sí, lo dijeron- afirmó de inmediato
Me quedé en silencio esperando su respuesta, pero mi querida Aveline no es una mujer muy perspicaz y no logra entender el lenguaje corporal, por lo tanto no entendió que me quedé en silencio para esperar a que me dijera quien era el sujeto
-¡Madame!- le dije algo desesperado
-¿¡Señor!?- respondió sorprendida
Me calmé antes de continuar con la conversación, soy un hombre muy paciente, pero la inocencia... O mejor dicho, la estupidez de la gente me saca fácilmente de mis casillas
-Aveline, querida, ¿quién dijeron que era el asesino esos sujetos de la taberna?- le dije una vez recuperé la compostura y con un tono muy delicado
-¡Ah sí!, ellos dijeron que era- dijo con un tono misterioso y en voz baja mientras me hacia un gesto para que me acercara -Jack el destripador- susurró
-Largo de mi oficina- dije súbitamente serio, me aparté y la miré
-Pero señor...- replicó extrañada
-¡Largo!- le grité molesto -¡Y no vuelvas a molestarme para éste tipo de cosas, eso no es más que una vil leyenda, mujer!- le grité mientras ella se retiraba espantada
No me preocupaba que ella se ofendiera, pues nuestra relación laboral era bastante larga, poco mas de unos veinticinco años y ya sabía cómo era mi carácter, fue asistente de mi abuelo y ahora lo es mía, una mujer amable y servicial, aunque ignorante y bastante crédula, pero ayuda mucho cuando hay visitas, cocina y sabe limpiar correctamente una casa, habilidades de las cuales carecen las mujeres hoy en día, quizá sea por eso que aún a mis humildes cuarentaitrés años no he contraído nupcias; y sinceramente, para lo qué me importa, prefiero seguir tal cual me encuentro.
He trabajado en esto desde que tengo dieciocho años, ayudaba a mi abuelo en sus casos y él me entrenaba para ser un investigador desde que tengo ocho, soy un hombre cuyo único interés siempre ha sido encontrar la verdad detrás de la mentira, por tal motivo me consideraron una amenaza en el departamento de policía de Londres, a los seis meses de servicio fui ascendido a detective y a los dos meses despedido por haber dicho la verdad, el comisionado hablaba con las novatas para que le dieran servicios sexuales a cambio de un ascenso, por supuesto, el ascenso no llegaría jamás y por eso intenté hacerlo público, sin embargo y a pesar de que soy ducho en las artes marciales, no podía enfrentarme contra siete oficiales que me impedían salir del despacho del comisionado cuando decidí enfrentarlo, hicieron cargos falsos contra mí y fui obligado a dejar el departamento de policía, al final el comisionado fue detenido por tráfico de drogas y terminó tras las rejas, gracias por supuesto a la inteligente investigación de un sujeto convenientemente anónimo que envió pruebas a la oficina del director de la policía de las delictuosas conductas del comisionado, ¿quién lo diría?, "Un anónimo encierra al comisionado", ese fue el encabezado del "Times de Londres", en fin- me levanté a tomar una taza de té y luego continué observando el caso que tenía -proseguí con éste porque me tenía muy pensativo, jamás había estado tan metido en uno como el que estaba leyendo, era la historia de un niño, Paul, de apenas seis años que había desaparecido hace dos décadas atrás, su madre lo buscó incansablemente sin resultado alguno, su nombre era Marilin Lestrade, de ya cincuentaidós años que acudió a mí hace un par de semanas para al menos intentar localizarlo antes de morir, ella era una mujer muy amable, digna de admiración debo decir- para ser mujer -y bastante preocupada, le habían diagnosticado un cáncer bastante agresivo y raro, "linfoma no hodgkin", ella me comentó que el médico le daba unos escasos tres meses de vida ya que su cuerpo no podía resistir la quimioterapia ni la radioterapia, me sorprendí mucho al verla porque parecía optimista ante tan pésima noticia, supongo que si de igual forma vamos a morir lo menos que podemos hacer es mantener la calma, lo cierto es que me dijo que en poco tiempo perdería el habla y se volvería no menos que un costal de huesos- sonrió al decirlo -y quería encontrar a su hijo. Desde entonces no duermo tratando de resolver el caso, sin embargo ha pasado el tiempo y no tengo ni el más mínimo indicio del muchacho, quien ya debía ser un hombre de veintiséis años de edad, era más difícil ahora ubicarlo, pero debía hacer el intento.
Me fui a tempranas horas de la mañana del día siguiente a visitar a un amigo, un hombre bastante hábil con los rostros, puede envejecer o rejuvenecer a la perfección a cualquier persona si le entregas un retrato de la misma, ¿espléndido verdad?, John k. Timber, artista plástico y entusiasta de lo sobrenatural, un encanto de sujeto, o lo sería si al menos tomara una ducha de vez en cuando.

-¡Bástian amigo mío, qué gusto verte!- Dijo dirigiendo su saludo con brazos abiertos hacia mí
-Estimado Timber, el gusto es  mío- permanecí renuente a una muestra de afecto de mí parte
-¡Vamos!, ¿No me darás un abrazo viejo amigo?- me preguntó mientras levantaba sus cejas con un gesto de insinuación
-Así estoy bien querido amigo- se rió
-Tú siempre tan frío y escueto; ¿y bien?, cuénteme caballero, ¿a qué debo el honor de su visita el día de hoy?
-Necesito tú ayuda para que envejezcas un retrato de hace veinte años- le dije serio
-¿Qué edad más o menos?- preguntó igual de serio
-Es un niño de seis años, debería tener veintiséis para éstos tiempos- le dije mientras le entregaba el retrato
-Ya veo- observó con detenimiento la foto por unos cinco minutos- Bástian, haré lo mejor posible, pero debo advertirte, dudo que este niño salga tal cual como lo voy a pintar- me dijo un tanto preocupado
-Nunca me has defraudado, eres un hombre talentoso y confío plenamente en tus habilidades con el lápiz de grafito y el pincel, no creo que debas ponerte modesto a éstas alturas John- le dije
-No Bástian, no lo entiendes, si miras atentamente el borde de los ojos del niño se nota una especie de mancha oscura- yo había notado la mancha pero me parecía que era por el grado de deterioro del retrato -esto a pesar de que no es dañino como tal a las personas les recomiendan usar lentes, además, con un envejecimiento de tantos años debes tomar en cuenta como siempre que pudo haber sufrido alguna lesión en su rostro, éste es por mucho el trabajo más especial que me has traído- terminó asombrado.
-Lo sé, pero es urgente encontrar a ese niño- le dije preocupado y serio
-Muy bien, cerraré la tienda, ven mañana a primera hora, lo tendré listo para entonces- dijo decidido a cumplir con mi encargo.
-Gracias John, por cierto; sé que te lo he dicho más de una vez en el pasado pero- hice una breve pausa -deberías darte un baño de vez en cuando, así quizás te devolvería la muestra de afecto que me dedicas con un abrazo
-Bástian, viejo amigo, ambos sabemos que aunque me duchara todos los días tú jamás me darías una abrazo- se río alegremente y yo también sonreí
-Eres un hombre sabio Timber, hasta mañana y gracias nuevamente.
Me dispuse a ir a mi oficina una vez más, pero en vista de que la querida Aveline no estaba allí y mi apetito iba en aumento, decidí ir a mi casa, de esa forma podría tomar un desayuno rápido antes de volver al trabajo, mi humilde morada estaba en el número 27-B de Princelet Street, un lugar encantador, mi hogar era el reflejo de mi propia mente, por lo tanto como es de pensar era un lugar sofisticado, misterioso e interesante- otra cosa que quizás deberían saber de mí es que soy bastante egocéntrico, una mala cualidad pero no puedo evitarla -una vez llegué a casa subí directamente a la cocina y me encontré con la Sra. Aveline quien se encontraba preparando el desayuno, hotcakes con miel de maple y fresas al lado, todo un encanto de mujer ¿no se los dije?.

-Aveline querida, dichosos éstos ojos pecadores que pueden admirar tu figura a éstas horas de la mañana, ten por seguro que soy la envidia de muchos ingleses- le dije con un tono encantador
-Siempre tan ocurrente señor, pero no crea que olvido el mal rato que me hizo pasar en su oficina- me reclamó dulcemente
-¡Ah, eso!. Por favor recibe y acepta mis más sinceras disculpas, lo lamento tanto- le dije
-Sé que no lo lamenta- sonrió -pero no hay problema alguno, recibió unas cartas esta mañana, incluida una misiva de la Srta. Morrison, al parecer quiere verlo de nuevo, por alguna extraña razón, nadie sabe que tienen las mujeres de ahora en la cabeza- dijo burlándose
-quizás quiera verme porque aún me ama, al fin y al cabo soy un sujeto encantador, atractivo, inteligente...- Dije elegantemente
-Patán, arrogante, engreído, egocéntrico, inapropiado- Dijo interrumpiéndome -podría seguir pero no terminaría nunca.
-O posiblemente te despediría querida Aveline- expresé con una sonrisa leve en mi rostro
-Aunque lo golpeara en la ingle, lo atara de manos y pies, escupiera y robara, usted querido mío no se desharía de mí y eso es algo que ambos sabemos muy bien- dijo mientras me servía el desayuno para luego sonreírme con satisfacción y suspirar -en fin, continuaré con la limpieza
-Al parecer eres una mujer más sabia de lo que pensaba querida Aveline- le dije mientras la miraba retirarse.
Procedí a sentarme para degustar mi desayuno, mientras comía me tomé la libertad de tomar el periódico y leer un poco las noticias, pude apreciar que en una parte del Times de Londres se le dedicaba una condolencia a Ralph Kingsley, un periodista muy reconocido en la ciudad por llevar a cabo reportajes sobre homicidios y ayudar a la policía a descubrir a los culpables, la mujer que habían asesinado frente a la Catedral de San Paul resultó ser su hermana, la dedicatoria decía algo como: "El Times se entristece y se une al dolor de la familia Kingsley quiénes han sufrido una terrible pérdida, le expresamos nuestras condolencias a los familiares de nuestro corresponsal Ralph Kingsley, estamos contigo y con tú familia Ralph", muy conmovedora, no tenía idea de que la mujer fuera hermana de este sujeto, me he topado con él un par de veces en unos casos anteriores, un hombre bastante honesto y con un sentido de justicia muy bien construido, terrible su pérdida -continué degustando mi platillo cuando me percaté de algo extraño en uno de los títulos del periódico- "Policía de Londres sin pistas del atacante", me intrigó este titular y a medida que lo iba leyendo me parecía más extraño, "Jenna Kingsley de 24 años de edad, fue asesinada entre las tres y cuatro horas de la mañana de este martes frente a la Catedral de San Paul, la mujer fue asesinada brutalmente y sus restos quedaron expuestos frente a las puertas principales de la Catedral, la policía lleva tres días de investigación sin encontrar alguna pista, los rumores sobre que este asesinato fue cometido por una antigua leyenda londinense van en aumento, pero la policía sigue sin rendir declaraciones al público", la gente está perdiendo la cabeza, supongo que cuando dicen "leyenda londinense" se refieren al destripador, que barbaridad, nuestra sociedad se hunde cada vez más en su propia estupidez y no hay nadie que los haga reaccionar para darse cuenta de ello, que tristeza, bueno -dije y luego me levanté para llevar los platos ya sucios al lava vajillas y así dirigirme a ver mi correspondencia- veamos que tenemos por aquí, ajá, una carta de Elizabeth Morrison -a pesar de que ésta es una época en la que se usan más los emails, yo soy más clásico, prefiero la correspondencia, por supuesto tengo mi correo electrónico pero no lo uso tanto como nuestro maravilloso sistema de envío y recepción de cartas escritas, una invención romántica y encantadora si me lo preguntan, veamos que dice la carta:

-"Querido Bástian, hace mucho que no nos vemos, sinceramente te echo un poco de menos, quizá antes las cosas no salieron como ninguno de los dos lo esperaba, pero creo que podemos empezar de nuevo, si tan solo pudiera verte una vez más estoy segura que podríamos darle un comienzo distinto a lo que dejamos pendiente en el pasado, fuera de ello, también tengo algo que podría interesarte. Besos, siempre tuya. Dra. Elizabeth Morrison".

Una de las razones por las que terminé mi relación con esta mujer, así es hay varias, fue porque de sincera tiene lo que belleza porta un gas proveniente de un sujeto de doscientos kilogramos con problemas intestinales, es una mujer malvada, perversa y muy interesada, a pesar de que es sorprendentemente inteligente, tiene un doctorado en leyes y es egresada de Oxford, sin embargo eso no compensa su forma de ser tan siniestra, de todas formas dice que tiene algo para mi, ella vive en Wembley, eso está muy lejos de donde yo resido así que probablemente iría mañana luego de recoger el encargo en casa de John, por los momentos iré a la policía y a la oficina de registro de Spitalfields, necesito saber todo lo que pueda con respecto a las desapariciones de niños de hace veinte años.
Me dirigí a la oficina de un policía amigo mío, su nombre es Emile Deveraux, un francés algo despistado a primera vista, pero con una mente muy sagaz cuando se le estimula adecuadamente

-¿Emile, qué tal amigo cómo estás?- le dije expresando alegría
-Bástian, tiempo sin verte, que agradable sorpresa, por favor toma asiento- dijo siendo bastante servicial -¿qué te trae por aquí mi estimado colega?, te hacia retirado en algún bello lugar de Europa- Bromeó un poco y me reí por cortesía
-Mientras pueda amigo mío seguiré ayudando a la policía a resolver esos casos "irresolubles"- hice énfasis en las comillas -con los que se topan
-Y te lo agradecemos en el alma hombre- expresó mientras se reía
-Sin embargo hoy estoy aquí porque necesito un favor, necesito los archivos de personas perdidas del año de 1984- le dije ya bastante serio
-¿y qué te hace pensar que aún conservo ése archivo?, han pasado veinte años no creo tenerlo y aunque lo tuviera no podría dártelo, ya sabes, reglas de la policía- me dijo mientras se relajaba en su sillón
-Lindo sillón- le dije señalándolo -parece de cuero equino, muy elegante
-Así es, lo compré hace unos meses, me costó un ojo de la cara, pero es bastante cómodo, deberías comprar uno viejo amigo- presumió
-Quizás te tome la palabra Emile- reí un poco -aunque en mi caso el dinero es algo muy difícil de obtener y un sillón como ese es verdaderamente costoso, tomando en cuenta la forma, el detalle y que está hecho de cuero equino; me atrevería a decir que cuesta alrededor de unas ¿trescientas o cuatrocientas libras?- le dije arqueando una ceja y poniendo a prueba su vanidad, era obvio que el precio era más elevado de lo que le había sugerido
-¡Casi!- se rió fuertemente -estás perdiendo facultades con el tiempo Bástian, no eres el mismo de siempre, costó ochocientas libras- continuó riendo a carcajadas.
-Sí, me lo imaginé- me expresé con un tono encantador -¿cuánto ganas en el departamento actualmente Emile?- pregunté serio -¿doscientas, trescientas o quizás trescientas cincuenta libras a lo mucho?, debes ahorrar en demasía para poder comprar un sillón como ese, claro, por supuesto sin dejar de pagar tus cuentas, el colegio de tu hijo pequeño y la universidad de tu hija la mayor que está estudiando leyes, seguro será una mujer honesta que amará la ley por sobre todas las cosas y que ganará un sueldo modesto pero digno, al igual que su padre y reunirá año tras año para comprarse un sillón tan elegante cómo ese que le pueda masajear el trasero mientras recibe su paga, ¿verdad Emile?- me miró algo desafiante, pero de inmediato entró un mensajero con un sobre para él

-Señor le llegó esto- comentó el mensajero mientras extendía su mano y le entregaba el sobre a Emile
-Yo lo recibo por él, no lo levantemos de su comodidad- dije y tomé el sobre sin ver
-Puede retirarse joven- dijo Emile al mensajero y acto seguido este se retiró
-Veamos que hay aquí, ¡ajá!- me expresé -dos mil setecientas libras, ya quisiera yo que a mí me llegaran este tipo de correspondencias- tomé sigilosamente un papel que decía la razón del pago de las dos mil setecientas libras
-¿Qué es lo que quieres Bástian?- dijo bastante asustado y más sumiso
-Tú ya lo sabes Emile, el archivo- Le dije y le sonreí de una manera encantadora
-Enseguida te lo traigo- se levantó y fue a buscarlo
Se los dije, era un hombre que si se lo estimulaba como era debido podía ser eficiente en su trabajo, en un breve momento regresó con lo que le había pedido
-Aquí tienes, es un archivo muy amplio, te dará trabajo, si necesitas ayuda...-dijo bastante serio
-Estaré bien por mí mismo, gracias por tu preocupación- lo interrumpí -bueno, creo que ya es hora de que me vaya, fue un placer verte amigo mío, por cierto...- le dije estando ya a punto de salir- ese sillón...
-¿Qué pasa?- me preguntó preocupado
-El sillón es de cuero sintético- le dije y me retiré de su despacho

Puse rumbo ahora a la oficina de registro, necesitaba revisar los archivos de los niños presentados en ese año, quizá alguien había registrado a un niño como el que buscaba y lo hicieron pasar por suyo, es increíble el número de casos de niños desaparecidos que terminan con familias extrañas bien sea porque los secuestran para fines delictivos o porque simplemente quieren tener un hijo y no pueden, es una verdadera lástima. Una vez en la oficina pedí las copias necesarias de los registros y me marché a mi despacho, cuando llegué vi a una hermosa mujer en mi puerta, pelo castaño, liso, tez blanca, esbelta, ojos castaño claro y con un porte señorial que me dejó boquiabierto, creo que era la primera vez que una mujer me cautivaba de tal manera, sin embargo estaba estorbando en la entrada y yo necesitaba llegar a mi oficina

-Buenos días, ¿le puedo ayudar en algo?- pregunté gentilmente
-¿Detective Bástian Slater?- repreguntó con seriedad
-Así es, ¿con quién tengo el gusto?- contesté extrañado
-Alexa Jones, Detective privado, vengo desde Scotland Yard, necesitaba alojamiento apropiado y me dijeron que usted podría ayudarme- me extrañé aún más
-Lo siento, no entiendo cómo podría ayudarla, no soy hostelero, puedo darle la dirección de un buen hotel o posada si así lo prefiere- le contesté cortésmente
-Me compararon con usted en términos de comportamiento, cosa que; y no quiero que se ofenda, me pareció de muy mal gusto- la frase no se ofenda seguida de una ofensa es clásica en mi personalidad así que tan mala comparación no era -en fin, ninguna posada puede darme lo necesario para hacer mi investigación, estoy aquí por un caso y necesito un lugar amplio para poder trabajar, me dijeron que el único sitio en todo este distrito que cumple con esa exigencia es su casa, así que necesito que me dé alojamiento, le pagaré por todo no se preocupe- me dijo bastante expresiva
-Lo siento pero eso no pasará señorita Jones, no comparto mi espacio con la gente y con mujeres menos- le dije serio, algo indiferente y me acerqué a la puerta para abrirla
-Usted no me entendió- se interpuso en mi camino -me expresé mal, lo diré de nuevo-aclaró su garganta -Me dará alojamiento en su hogar y yo le pagaré por todo lo que consuma, no le estoy pidiendo un favor, es una orden- me dijo de forma severa
-Y yo le dije que eso no iba a pa...- fui interrumpido con una llave de judo a mi brazo izquierdo y a la vez sacó un cuchillo y lo colocó en mi garganta
-Continúe, no se detenga por mí- me zafé de la llave, le quité el cuchillo y la presione contra la puerta señalando la yugular y quedando a pocos centímetros de distancia de su rostro
-No va a pasar- jadeé un poco -así que puede retirarse mi bella dama y continuar buscando un lugar...- me derribó por la pierna, me quitó el cuchillo se abalanzó sobre mí dejando su entrepierna frente a mi cara y señalando con el cuchillo mis partes nobles
-Repita lo que dijo por favor, no pude escucharlo- me dijo irónicamente
-Que para mí sería un placer tenerla de huésped en mi humilde y cálido hogar que estoy seguro será de su total agrado- dije ya bastante preocupado luego de tragar saliva
-Que encantador Señor Slater, gracias por su amabilidad- se levantó y me dio una palmada en el rostro -bien, será mejor que nos vayamos ahora, tengo mucho que hacer y por lo que veo usted también- tomó los documentos que traía que se me habían caído durante el emocionante encuentro físico entre ambos y me los devolvió
-Sí, buscaré unas cosas en la oficina y nos iremos, no tomará mucho tiempo
-Lo acompaño, así me aseguro de que no se lastime- me sonrió de una manera inocente y adorable, definitivamente creo que me había topado con la mujer más hermosa y peligrosa de Londres, vaya suerte la mía. Entramos a mi oficina y miró alrededor, se detuvo en un viejo retrato el cual yo ya no recordaba y me sorprendió la forma en que lo observó, fue como un niño que observa la lluvia por primera vez, asombrada.
-¿Quiénes son los de la foto?-preguntó sin quitarle la mirada
-Mi abuelo y yo en mi graduación de la universidad- le contesté serio
-¿Y qué hay de la mujer, quién es ella?- Preguntó mientras me veía
-Un fantasma- me acerqué y le quité el retrato -mantenga sus manos alejadas de mis cosas Srta. Jones
-Lucía muy joven en ese retrato, supongo que tenía unos veintidós o veintitrés años, era un hombre muy apuesto en esa época, aunque mirándolo bien aún lo es- dijo riéndose un poco
-veintidós- dije serio
-¿Cómo dijo?- preguntó
-veintidós años, en aquella época tenía veintidós años, me recibía como abogado a la par que estudiaba para ser oficial de policía, mi abuelo es el hombre con el que aparezco en la foto, fue quién incentivó mi vocación como investigador- le dije más serio que de costumbre mientras sacaba unos papeles del caso del niño perdido
-¿Entonces desde esa edad usted es investigador?- preguntó confundida. Cerré las gavetas de mi escritorio y el archivero.
-Hace usted demasiadas preguntas Srta. Jones, el silencio es una virtud, al contrario de la ignorancia, aunque la gente suele decir que lo es- me expresé un poco áspero
-Ignorantes al fin- dijo -sin embargo debo admitir que es usted todo un personaje, la forma en que este lugar está organizado me causa curiosidad- miró de nuevo alrededor
-Lo tomaré como un cumplido, ya estoy listo- le notifiqué mientras acomodaba un bolso en el que coloqué todo lo que me llevaría a mi casa
-Muy bien, voy después de usted- sonrió
Al salir de mi oficina me dijo que la esperara por un momento, realmente fue rápida, en unos dos minutos un auto llegó, era un hermoso mustang del sesenta, negro con detalles blancos y rojos y mi sorpresa fue que ella lo iba conduciendo
-Suba señor Slater- dijo sin mirarme -señáleme el camino
Eso hice, en poco tiempo habíamos llegado a mi casa, la ayude a bajar las maletas y llamé a Aveline para que la ayudase
-Aveline cariño lleva a la Señorita Jones hasta la habitación de los invitados por favor- dije educadamente
-Por supuesto señor -tomó su maleta y le indicó el camino- por aquí señorita
-Gracias- le dijo a Aveline para después mirarme, hacer una pequeña reverencia con su cabeza y seguir su camino
Yo me dirigí a mi estudio, tenía mucho que hacer, pasé horas ahí revisando cada uno de los archivos que Emile me proporcionó, la señora Aveline se había despedido de mi a eso de las ocho pm y me había preguntado por la procedencia de la señorita Jones, por supuesto le conté todo lo que había pasado y luego me dijo -al fin una buena-, me dio un beso en la mejilla y se fue, yo aún continuaba revisando los archivos, hasta que encontré un aviso de desaparecido con la foto del niño Lestrade, esto me dio a pensar lo que más me temía, normalmente cuando se trabaja con niños perdidos y no se encuentran, la foto simplemente se archiva en una caja especial en la que dura por años y siempre estará allí solo por cuestiones de seguridad, esta caja que me dio Emile tenía expedientes y todos conclusos que terminaban con la muerte de los desaparecidos, que la foto de éste niño estuviera aquí me ponía bastante nervioso, así que sin titubear más hice el intento de poner mi mente a trabajar en el expediente, pero la señorita Jones bajó y se sentó a hablar conmigo
-Buenas noches- dijo gentilmente -lamento molestarlo, no es mi intención pero me causaba curiosidad saber que hacia despierto a ésta hora
-Le dije que tenía trabajo por hacer- dije serio
-¿Pero qué clase de trabajo?- preguntó -¿desaparecido?- dijo mientras veía las fotos de los archivos -está investigando una desaparición, pero...- se detuvo al detallar la fecha de los archivos y las imágenes -esto es de hace veinte años, ¿cómo planea resolver esto?; y al parecer todos estos niños terminaron muertos. Que desgracia.
Me levanté de la silla y cerré el archivo Lestrade, me dirigí cortésmente a la señorita Jones y con tranquilidad le dije que era mejor que nos fuéramos a dormir porque mañana sería un día bastante largo y debíamos tener la suficiente energía para afrontarlo.
-Buenas noches Señorita- le dije y le hice una reverencia
-Buenas noches detective- me respondió dulcemente.
Me fui a mi habitación, tomé una ducha con agua tibia para relajarme un poco, eché un vistazo a mi ventana, contemplé la belleza de la bóveda celeste y pensé en voz alta-¿Cuándo fue la última vez que vi un cielo estrellado cómo éste?, no importa, creo que terminé olvidando eso también, hoy ha sido un día lleno de sucesos inesperados-dije desanimado para después dejar escapar de mi boca un súbito suspiro, ya era la una y veintitrés minutos de la madrugada, tenía que dormir para poder levantarme temprano e ir a buscar el retrato a la tienda de John. Mañana será un largo día para mí-me lamenté, acto seguido me acosté y me dormí rápidamente.

Al día siguiente, luego de ir al baño y terminar mi rutina de aseo personal, pude escuchar risas y una plática provenientes de la cocina, eran las seis y diez minutos de la mañana, al llegar a la cocina me encontré con la señorita Jones y con Aveline, la señorita Jones me miró de pies a cabeza y se rió al ver mis pantalones de dormir
-Un hombre "tan" cauteloso e ingenioso-dijo haciendo énfasis en las comillas y riéndose-usando pantalones de ositos para dormir, estoy segura que debe ser algo inédito
No respondí nada, por lo que cambió drásticamente su forma de actuar y se tornó preocupada por mi seriedad
-Buenos días- le dirigí un saludo a ambas -Señora Adams, ¿podría preparar algo de café y planchar mi camisa negra por favor?- le pregunté serio
-Enseguida señor- respondió algo preocupada y fue a preparar el café
-¿Se siente bien Slater?- me preguntó mi huésped
-Sí- contesté serio y me senté en la mesa
-¿Cuál es el itinerario para hoy detective?- preguntó amablemente tratando de entablar conversación
-Yo tengo cosas que hacer y usted las suyas, aparte de eso lo que ambos vayamos a realizar no es material del conocimiento del otro-dije con total seriedad mientras tomaba el periódico y lo leía
-Al parecer no se levanta de buen humor por las mañanas, Bástian- me señaló algo disgustada
-Aquí tiene señor- dijo Aveline algo preocupada mientras me servía el café-Señorita, acompáñeme por favor
-Cuidado Señora Adams, la mujer es peligrosa- dije serio y en voz alta para que me escucharan mientras se retiraban
Alexa parecía intrigada por mi personalidad. Luego de hablar con Aveline subió, me imagino que le habrá dicho que se cambiara, por lo pronto Aveline planchó mi camisa y preparó el desayuno, tostadas francesas y jugo de moras, fui a mi habitación, me cambié, luego sonó mi teléfono, era la hija de la señora Lestrade que me llamaba para comunicarme que ella y su madre estarían de viaje por Alemania y que no regresarían si no hasta dentro de un mes, le dije que no había problema, que recibieran mis mejores deseos y bajé hasta la puerta de mi casa, al salir estaba afuera la señorita Jones
-¿Quiere que lo lleve a algún lado?-me preguntó estando en su auto
-No, pero gracias por el ofrecimiento, caminaré hasta mi destino, que tenga buen día-dije educadamente
-Buen día para usted también, Slater- y se despidió
No es que no quisiera aceptar su ofrecimiento, es solo que me dirigía a visitar a un gran amigo y no quería que se viera envuelto en algún problema por una mujer a la que no conocía bien, así que preferí mantenerme a raya hasta que conociera un poco más a la detective Jones, continué caminando hasta llegar a la tienda de antigüedades de John y toqué la puerta, eran ya las siete con veintitrés minutos, al poco tiempo salió él y me invitó a pasar volviendo a cerrar la tienda
-Buenos días John-dije siendo cortés
-No hay nada de bueno en el día de hoy Bástian, esto parece un problema muy grande-dijo bastante exaltado
-¿Qué sucede amigo mío, qué te tiene tan preocupado?
-Loraine, al parecer quiere quitarme a Elizabeth, vino luego de que tu vinieras y me trajo una citación, dice que soy una mala influencia para mi pequeña-comenzó a llorar-yo no quiero perderla, ella es lo único que me queda Bástian, sin mi hija, no soy más que un malviviente vagabundo que tiene una tienda llena de porquerías que no sirven para nada-secó un poco sus lágrimas.
-Déjame ver eso-le pedí la citación y la leí, efectivamente, lo estaban demandando para que su ex esposa tuviera la custodia total de la niña- ¿tienes abogado John?
-No, no lo tengo-dijo recuperando la compostura
-Ahora sí, dame una hoja de papel y un sobre-me dispuse a escribir una carta breve para su ex esposa, en la que le explicaba claramente que John me tenía como su abogado y que sería mejor que mantuvieran una custodia compartida con la niña, a menos claro que ella quisiera perderla, le dije que sabía todos y cada uno de sus secretos y que si se le ocurría privar a John de poder ver a su hija, yo la privaría a ella de tantas cosas que lo único que podría ver sería a John. No todo era un vil chantaje, Loraine era la esposa de mi gran amigo, así que por supuesto ella me conocía y sabía perfectamente que todo lo que decía la carta podría ser verdad debido a que soy lo que ella diría un psicópata, me aseguré de cuidar cada detalle en las palabras que empleé desde luego, pues ya la había investigado antes y ella lo sabía(no dejaría a mí mejor amigo en manos de una cualquiera)y le dije claramente que sabía de su relación con el antiguo jefe de John y que no solo eso sino que también tenía pruebas de que ahora engañaba a su actual marido y que si quería ir a un juicio debía estar preparada, porque yo usaría cualquier táctica que conociese para defender a John, terminé de escribir la carta, la firme y sellé con mi sello personal que siempre llevo conmigo y la guardé para llevársela

-No te preocupes más por eso, después de hoy te dejará tranquilo-le dije calmado
-¿A qué te refieres? -preguntó extrañado
-Se algunas cosas sobre ella que estoy seguro no le gustaría nadie más supiera-le guiñé el ojo y le di una palmada en el hombro-bueno amigo mío a lo que vine, ¿tienes listo el encargo?
-Así es, sígueme-comenzó a caminar y a conducirme a su taller de arte, ese lugar era bastante amplio con suelo de granito, paredes blancas y muchas mesas y caballetes, lo único que no me agradaba de ese lugar era una escultura que mi amigo había comprado de la famosa pintura de Edward Munch, el grito, apenas entrar podías observar esta siniestra escultura negra con el rostro y las manos pálidas y alrededor de los ojos algunas pinceladas en rojo sangre que me parecían desagradables, siempre le recalqué que esa era una horrible escultura y que debía deshacerse de ella, pero cada vez que se lo decía siempre respondía-Es una obra única, quizás luzca atemorizante pero, vale la pena admirarla-y dudo que hoy hubiera sido la excepción así que solo contuve  mi asco por la obra y lo seguí hasta donde estaba la pintura

-Aquí está-le quitó la sábana blanca al caballete y dejó al descubierto el rostro del muchacho-cómo puedes ver es un hombre de piel blanca, rostro perfilado, nariz respingada, cabello castaño claro liso y ojos azules, sus orejas son bastante redondas y algo grandes, éste sería el niño tomando en cuenta que no use lentes y no haya sufrido ningún tipo de lesiones en su rostro, es lo mejor que pude hacer Bástian-Contemplé el retrato con detenimiento y me preguntaba cómo podía haber ocurrido esto, me quedé sumergido en mis propios pensamientos por un tiempo, tanto que no escuché a John cuando me hablaba-¡Bástian!-expresó en voz alta
-¿Qué?-pregunté extrañado
-¿Qué si ya tienes una pista sobre lo que ocurrió con el niño?
-Sí, ahora solo debo esperar a que la madre llegue de viaje
-Pensé que estaría aquí-me dijo
-Sí, pero su hija quiso llevársela por un tiempo a Alemania, estarán allá hasta el próximo mes, ella se comunicó conmigo hace unas pocas horas
-Ya veo, en todo caso estoy seguro que tú le darás buenas noticias amigo-me dijo con mucho optimismo
-¿Cuánto te debo por esto John?-le pregunté serio
-Nada, es lo menos que puedo hacer por ti querido amigo-sonrió y me extendió la mano para que se la estrechara, le correspondí el gesto, tomé el cuadro y lo cubrí con una sábana que me obsequió, me dijo que si necesitaba otra cosa no dudara en llamarlo, nos despedimos y salí de su tienda, tenía que llevar el cuadro a mi casa para luego entregar la carta a Loraine, al llegar a mi hogar ya eran cerca de las nueve con treinta y cinco am, había tardado un poco en casa de John y, al parecer mi "invitada" ya había terminado de hacer lo suyo, cuando dejé el cuadro muy amablemente la señorita Jones me preguntó si volvería a salir a lo cual contesté positivamente
-¿Y a dónde se dirige, si me permite saber?-preguntó cortésmente
-Me dirijo a Scotland Yard, iré específicamente al St. Mary Hospital, hay un lugar allí cerca al que debo ir, luego iré a otro lugar relativamente cerca de allí, en Wembley-respondí sin mirarla mientras buscaba algo de agua
-¿Le parece que Wembley está relativamente cerca de Scotland Yard?-preguntó sorprendida
-¿En comparación a la distancia que estamos de los Estados Unidos de América?, sí, es relativamente cerca-contesté
-Entonces vamos, yo lo llevaré-se ofreció amablemente
-No es necesario, puedo usar el transporte público-me negué
-¿Prefiere tardar una hora en un asiento de autobús que llegar en unos escasos treinta o cuarenta minutos en un cómodo Mustang del sesenta?-me arqueó una ceja y pensé en lo que dijo, ciertamente sería más cómodo viajar en su auto y quizás me serviría en caso de que la siniestra Elizabeth, que sería mi siguiente parada, se volviera indecente durante mi estadía en su hogar, viéndolo de esa manera tal vez me convenía ir con ella, pero preferiría ir solo
-Si lo está pensando mucho puedo ayudarlo a decidirse-sacó el cuchillo de la manga de su chaqueta
-Me convenció, podemos irnos-dije titubeando
-Muy bien-sonrió-iré por mi termo-lo tomó y me indicó que estaba lista
-Antes de salir, sepa que deberá hacer todo lo que le diga, ¿entendido?-la miré con severidad
-Entendido-mostró una leve sonrisa y me dio una palmada en el rostro-andando señor Slater
Nos pusimos en marcha, subimos a su auto y comenzamos el recorrido hacia Scotland Yard, una vez encaminados hacia nuestro destino me comenzó a molestar mi curiosidad, no quería entrometerme en los asuntos de la señorita Jones, pero me resultaba verdaderamente intrigante su forma de ser conmigo, así que me vi en la penosa necesidad de satisfacer mi inquietud
-¿Cómo dio una detective cómo usted conmigo?-pregunté serio
-Hasta que lo preguntó-se rió-un hombre tan brillante como usted ¿y no puede deducirlo?
-Soy brillante señorita Jones, no adivino-le señalé
-Supongo que es una buena excusa-volvió a reír-hace unos años atrás conocí a un hombre muy especial, con un talento sin igual para resolver delitos, yo tenía veinte años y era una vil ladrona, jamás me habían atrapado, como no tenía una carrera universitaria y no me vestía de una manera que favoreciera a mi imagen, nadie me daba trabajo así que lo único que se me ocurría era robar, era buena en lo que hacía, hasta que un día le robé la cartera a este hombre, seguí caminando con su cartera en la mano, o eso creía, cuando miré para hurgar en la cartera solo había una nota escrita en cartón que decía "si quieres tu cartera devuelta ven a The Regent's Park a las nueve de la noche" me asusté, no sabía lo que había pasado y cuando registré mis bolsillos para encontrar mi cartera, ésta ya no estaba, así que decidí arriesgarme pues todo lo que tenía de valor estaba en ese pedazo de cuero que llevaba siempre conmigo, al llegar a ese lugar esperé durante treinta minutos, hasta que un hombre de unos setenta años se acercó a mí y me devolvió mi cartera, al hacerlo me preguntó por qué robaba, no sé que me hizo responderle de la forma en que lo hice, pero dulcemente le respondí que lo hacía porque no tenía otra opción, nadie me daba trabajo porque parecía una ladrona y no tenía dinero para comprar ropa distinta, él me miró y me dijo-¿Por qué no trabajas conmigo?, soy detective privado, te entrenaré para que seas buena investigadora-pensé que estaba loco, acepté, pero no creí que en verdad me ayudase, al día siguiente fue a buscarme a mi casa, recordó la dirección que le di y me llevó al 334-T de La ciudad de Londres, allí pasé varios años y luego me mudé a un departamento en Scotland Yard. Durante tres años me entrenó, me pagó una colegiatura en economía y luego me dijo que tenía que irse a su hogar, que tenía a alguien que lo esperaba, me dijo que su nieto era un hombre brillante y que lo ayudaba en su negocio, también me dijo que si algún día necesitaba apoyo fuera a ésta dirección-me entregó una hoja muy vieja escrita con la dirección de mi oficina en Spitalfields, miré la hoja asombrado, no podía creerlo-así es detective, el hombre que me ayudó a ser quien soy ahora fue su abuelo, por eso pude dar con usted y, lo que hago aquí es investigar los movimientos de un agente de finanzas de "BlackCorp" una corporación dedicada a la investigación científica que ha estado perdiendo mucho dinero y ya resolví el caso, ya informé todo a mi cliente, ya está al tanto de que ese sujeto los ha estado robando desde hace unos meses, así que estoy libre y pensé que podía pagarle a usted todo lo que su abuelo hizo por mí
-¿Cómo sé que todo esto es verdad y no un invento suyo?-pregunté bastante serio
-Su abuelo me dijo que esto podría pasar, así que me dio un conjunto de pasos que debía seguir para convencerlo, el primero es asustarlo de la única manera que se puede-hizo una pausa, me miró, sonrió y aceleró a 240km/h sin ver la carretera-haciendo que suba su ritmo cardíaco-dijo mientras me sonreía, el auto continuó en marcha a esa gran velocidad mientras ella me veía sin prestarle atención al camino y mi corazón comenzaba a latir fuertemente, odio la velocidad desde que era niño, pero solo mi abuelo sabía eso
-¡Está bien ya le creo, por favor mire la carretera!-Grité pues había entrado en pánico
-Lo siguiente-desaceleró-es decirle que debería mirar las estrellas más seguido; y por último-frenó repentinamente-que no todas las mujeres lo van a lastimar, fin del mensaje del señor Baltashar
Estaba estupefacto en mi asiento, la mujer en verdad había conocido a mi abuelo, mejor dicho, esta mujer fue entrenada por mi abuelo, algo tendría el viejo en la mente para ayudarla a salir del hoyo en el que estaba, ahora estaba yo en una situación verdaderamente inesperada, sin embargo debía mantener la compostura
-Muy bien, le creo-dije algo hiperventilado-le creo cada palabra que ha salido de su boca
-No fue tan difícil-me vio, sonrió y continuó manejando
El trayecto se fue haciendo más ameno, fuimos hablando poco a poco sobre lo que habíamos hecho antes, le conté que no había ejercido nunca mi carrera como abogado porque solo la había estudiado para adquirir conocimientos sobre derecho y poder jugar con la ley al igual que un abogado de verdad, ella se rió de este comentario y siendo sincero su sonrisa me cautivó por un momento, seguíamos hablando y logré descubrir que había conocido a un joven noruego hace un par de años, el chico según ella era bastante apuesto pero tonto, sin embargo su físico fue lo que más le llamó la atención, pero cuando lo conoció y se dio cuenta de que no tenía nada en el cerebro puso en práctica una habilidad que mi abuelo le había enseñado, el famoso "yo te llamo", así se pudo librar de él, salieron unas dos semanas y a ella le parecía un sujeto vacío, me dijo-prefiero a los interesantes; y viéndolo a usted creo que cumple con ambas cualidades-cosa que me pareció bastante razonable, por supuesto ella también quiso indagar un poco en las palabras de mi abuelo y me preguntó
-¿A qué se refería su abuelo con eso de que no todas las mujeres lo iban a lastimar?
-A nada, mi abuelo a veces balbuceaba tonterías, tenía ese mal hábito-sonreí
-Parece que usted apreciaba a su abuelo detective
-Era el mejor hombre que había conocido nunca, mis padres no estaban siempre en casa, vivían ocupados por el trabajo y viajando de aquí para allá, un día ellos tuvieron que viajar a suiza, la vida a veces no es justa y el avión en el que iban sufrió un desperfecto mecánico y patinó por la pista de aterrizaje colisionando con otro, a pesar de que casi todos los pasajeros se salvaron, mis padres tuvieron el infortunio de perder sus vidas en ese accidente y terminé viviendo con mi abuelo a los once años, él me enseñó todo lo que sé desde antes de eso, fue mi mentor en cada etapa de mi vida, el día que murió fue el día más doloroso para mí
-Cuando me enteré de su muerte no pude hacer más que llorar, era un hombre excepcional de verdad-dijo mientras una lagrima rodaba por su mejilla-ojalá hubiera venido antes-la secó
-Ya lo pasado sucedió, no hay porque lamentarse-le dije gentilmente y me sonrió
-Creo que es la primera vez que hablo de esta manera con un hombre-me dedicó una sonrisa
-No se acostumbre señorita Jones-le dije serio
-Llámeme Alexa, no necesita ser tan correcto cuando estamos solos-sonrió
-Me pide algo en lo que no podré complacerla me temo-le dije serio
-Vamos Bástian-hizo énfasis en mi nombre-¿o prefieres que mi cuchillo se una a la conversación?-me miró y levantó ambas cejas
-Si va manejando ¿cómo planea usarlo?-pregunté mientras la veía y arqueaba una ceja
-Soltando el volante-dijo al instante con una sonrisa y la mire sorprendido
-Como usted quiera Alexa-dije serio y volví a mirar hacia la carretera, ella sonrió y continuó manejando
Una vez pasamos el peaje ya nos encontrábamos en Scotland Yard, así que una vez allí le indiqué la dirección y nos dirigimos hacia la casa de la Señora Smith, el apellido de casada de Loraine, una vez enfrente le pedí a la Señorita Jones que se quedará en el auto, toqué el timbre y por suerte me atendió la misma Loraine
-Bástian-dijo con desagrado-¿Qué diablos haces aquí?-se expresó molesta
-Tengo entendido que quieres la custodia total de tu hija ¿no es así?-pregunté bastante serio
-Eso no es asunto tuyo, pero así es
-Bien, ten-le di el sobre-no voy a darte muchos detalles, solo vine a decirte que seré el abogado de John en el juicio, también quise tener un gesto benevolente por los viejos tiempos y darte ese sobre, aquí tienes también mi número-le di una tarjeta con mi número celular-avísame lo que decidas después de leer la carta, por cierto, John te envía saludos-le di la espalda y me dirigí al auto
-¿Una ex novia?-me preguntó Alexa
-Ex esposa-le dije mientras me ponía el cinturón
-¡¿Estuvo casado?!-preguntó sorprendida
-No, por favor, ¿cómo se le ocurre? y con ella menos, es la ex mujer de un amigo mío
-¡Vaya!-expresó-pensé que usted...-hizo una breve pausa-¿y a qué vino a verla?
Le conté lo que había pasado con John, incluido lo del cuadro, no había razones para no contárselo, también le expliqué a dónde íbamos ahora, así que se puso en marcha y nos dirigimos a ver a mi tan querida Elizabeth Morrison, la bestia de mil pieles, le conté todo sobre ella a la señorita Alexa para que estuviera preparada una vez estuviéramos en su casa.
Fuimos a una casa en Wembley cerca del Regent's Park curiosamente, ambos nos bajamos y toqué el timbre, enseguida salió el demonio y nos atendió
-¡Hola Bástian, que gusto volver a verte!, Aveline me avisó que vendrías pero no dijo que sería acompañado- dijo mirando a la señorita Jones- Hola, mucho gusto mi nombre es Elizabeth Morrison, es un placer-le dijo y extendió la mano para luego darle un beso a manera de saludo en cada mejilla
-Hola, yo soy Alexa Jones, el placer es mío
-Ay pero que modales los míos, pasen por favor que hace frío- nos invitó a pasar
-Que linda casa tiene-le dijo Alexa sorprendida
-Gracias, parece algo sorprendida de que sea así-le expresó
-¿Ah?, no, no es nada, es que mi casa es un desastre y cuando entro a una casa ordenada y hermosa siempre me sorprendo-le dijo con una sonrisa en su rostro
-¿No que era un ogro y un ser despiadado?-me susurró al oído mientras Elizabeth no nos escuchaba
-No se deje engañar por la imagen, esa mujer es un monstruo-le respondí igual
-¡Bien!, ya que estamos aquí ¿Quieren algo de tomar?-dijo servicial y entusiasmada
-Yo estoy bien gracias, pero si quiero usar el baño-le dijo a Elizabeth
-Está al fondo de ese pasillo y a la derecha, estás en tu casa cariño-le indicó servicial
-Gracias, vuelvo enseguida-se marchó
Tan pronto Alexa se fue Elizabeth se abalanzó sobre mí como una fiera, me sujeto del rostro y me besó salvajemente, comenzó a arremangarse el vestido que tenía, pero pude librarme de ese desafortunado momento
-¡Madame por favor!-le dije algo sobresaltado-contrólese, este no es momento para esas cosas
-Cállate y tómame pedazo de piltrafa humana-corrí al comedor y me puse detrás de la mesa
-¡Elizabeth por favor, muestre algo de decoro!-le dije con severidad
-Te mostraré lo que decoré debajo de mi vestido, solo déjame acercarme a ti lo suficiente-se movió tratando de rodear la mesa
-¡Elizabeth por favor, vengo con mi actual pareja así que compórtese por amor al arte!...
-¡Me importa un bledo, deja que te alcance mi detective salvaje, nos uniremos en una sola carne acabaremos juntos en el paraíso!-saltó encima de la mesa y yo me escabullí por debajo, inmediatamente corrí en busca de Alexa, cuando llegué al baño toqué la puerta y le dije que la necesitaba pero la muy tonta me respondió-espera un momento que termine de maquillarme-mujeres-dije-¡te necesito ahora!, abrió la puerta y justo en ese momento llegó Elizabeth gritando histérica
-¡Suelta a mi hombre maldita!-y se abalanzó sobre ella
Por suerte para mí y, para desdicha de Elizabeth, Alexa sabe artes marciales y es muy buena en ello, así que logró asestarle un solo golpe en el cuello a Elizabeth haciendo que perdiera el conocimiento
-¡¿Qué rayos sucedió, pero qué le hiciste?!-me preguntó espantada
-Absolutamente nada, te dije que esta mujer era siniestra, intentó violarme en la sala-dije indignado-y tú por supuesto maquillándote en el baño, como si no fueras lo suficientemente hermosa ya-me miró fijamente
-¿Qué dijiste?-preguntó sutilmente
-Que me ayudes a llevarla a la sala, esta mujer es un peligro para sí misma y para otros, debería estar internada en un hospital psiquiátrico
La levantamos y procedimos a llevarla a la sala, estuvimos esperando cerca de unos cuarenta minutos hasta que despertara
-¿Qué me pasó?-se quejó adolorida-¿dónde estoy?
-En su casa, se abalanzó sobre mí intentando atacarme, tuve que noquearla para evitar salir yo lastimada-le explicó suavemente a Elizabeth
-Qué vergüenza, lo siento mucho, a veces pierdo el control, perdóname Bástian-dijo apenada
-Está bien, ¿para qué me pediste que viniera con exactitud?
-¿Qué no es obvio?-Bromeó Alexa
-La razón es ésta- se reincorporó, buscó unas carpetas y me mostró unos papeles que tenían que ver con un supuesto asesino de niños de los años setenta-Jennifer Lestrade es una gran amiga mía, ella me dijo que su madre te había contratado para investigar la desaparición de su hermano
-Vaya, el mundo es un pañuelo-dijo Alexa sorprendida
-Y por consiguiente nosotros somos la secreción nasal-tomé los papeles-aún así ¿por qué me dices esto a mí y no a ellas?-pregunté un tanto dudoso
-Porque creo que este hombre lo asesinó, lo juzgaron por homicidio en los noventa, le atribuyeron tres muertes de infantes pero dijo que había más y no los revelaría nunca, espero estar equivocada, por eso te lo doy, es el expediente completo del caso
-¿Puedo saber cómo lo obtuviste?-pregunté serio
-Tú tienes tus contactos y yo los míos, solo eso te diré
-Muy bien, gracias por la ayuda, pero me temo que debemos irnos ya, el almuerzo debe estar casi listo. Hasta luego Elizabeth-me despedí de ella sin acercarme
-Adiós señorita Morrison-dijo Alexa
-Adiós querida y nuevamente perdónenme por lo de antes
-No se preocupe-le indicó
-Ah y Bástian... -volteé para mirarla- Algún día tu y yo estaremos solos, recuérdalo -hizo un gesto con la lengua que más que sensual fue perturbador para mí-
Pusimos en marcha el auto sin perder mucho tiempo, tenía mucho por hacer aún, mi día se estaba tornando bastante pesado
-Que mujer- se expresó
-Ni la menciones...
-Está bien.- sonrió -Por cierto, gracias-me dijo la señorita Jones
-¿Por qué?-la miré extrañado
-Por decir que soy hermosa incluso sin maquillaje-me miró intentando no sonreír para terminar haciéndolo
-No sé de qué me habla-dije serio y sin mirarla mientras contemplaba el expediente
-Da igual-me sonrió
Cuando llegamos a casa el almuerzo ya estaba listo y algo frío, Aveline estaba disgustada por nuestra falta de puntualidad, luego de una charla sobre los modales y la importancia de la asiduidad en la vida nos sentamos a comer, terminamos de almorzar y el día transcurrió rápidamente, se hicieron las ocho de la noche y Aveline se fue, una vez más quedamos tan solo la Señorita Jones y yo en la casa
-¿Qué haces?-me preguntó
-Me sirvo una copa de vino
-Sírveme una a mi también por favor
-De acuerdo-me dirigí a la sala con las dos copas ya con la bebida servida y le entregué una a ella
-Gracias, no puedo evitar mirarte y preguntarme por qué estas solo-bebió algo de vino- y al parecer le tienes una desconfianza irreparable a las mujeres, ¿por qué eres así?
-No necesito una compañera de vida para ser feliz-dije mientras me sentaba en el sillón-además tengo mis recuerdos-le dije serio
-Pero un hombre que vive de recuerdos en el fondo es un hombre desdichado
-Pero un hombre con recuerdos nunca estará solo, esa es mi filosofía de vida y hasta ahora me ha funcionado, también tengo mis casos y a Aveline que siempre está conmigo y nunca me juzga a pesar de mi comportamiento que, a veces no es el más adecuado, vivo feliz y sin arrepentimientos-bebí un sorbo de mi copa
-¿Y por qué desconfías tanto de las mujeres?-me miró compasiva
-Soy un hombre inteligente, nunca dejo pasar un detalle, lo más mínimo e imposible de ver, yo lo noto, noto cosas que la gente normal no puede, mi inteligencia la he trabajado hasta la saciedad, pero parece que las mujeres son más inteligentes que yo, no importa cuánto me esfuerce siempre me ganarán y vencerán de alguna forma, aunque eso signifique destruirme o humillarme-le dije pensativo
-Yo, lo siento no pretendía...
-Incluso usted-la interrumpí y tomé otro sorbo-aunque se ha ganado mi confianza, no sé si mañana o pasado pueda traicionarme, como le dije, ustedes son más inteligentes que los hombres y ahora usted tiene una ventaja sobre mí-la miré fijamente
-¿Y por qué me dice esto entonces?-preguntó desanimada y confundida
-Porque mi abuelo confiaba en ti, si él te tenía confianza Alexa Jones, por más que me cueste yo también te la tendré-me miró y me dedicó una cálida sonrisa, yo terminé mi copa y me despedí. Mientras subía a mi habitación ella me preguntó
-Bástian, ¿no te arrepientes de haberme conocido?-me vio esperando una respuesta dulce; y yo no tenía otra más que esa
-Ni por un segundo Alexa, ni por uno solo. Buenas noches-le dediqué una sonrisa
-Buenas noches-me sonrió y allí terminó el día.



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